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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 8 de septiembre de 2009

Art. I. Ruiz Quintano: Pozuelo y los lúxer

Pozuelo y los lúxer


<< Pablo Romero, que ahora se anuncia como Partido de Resina, tiene lo que Pemán llamaba «la poesía del crepúsculo >>
ABC
Ignacio
Ruiz Quintano

Madrid.-Martes, 08-09-09.- Pablo Romero volvió a Madrid con tres «matados», que es la venganza democrática contra los viejos caserones blasonados venidos a menos, cuando el león rampante, limado por la humedad y el tiempo, cobra una inofensiva apariencia de perro de aguas.
Pero Pablo Romero, que ahora se anuncia como Partido de Resina, tiene lo que Pemán llamaba «la poesía del crepúsculo», aunque a ver cómo le explica uno eso al señor del tendido 10, que acude a la plaza con gafas, impertinentes, calibrador pie de rey, micrómetro, regla de senos, escuadra universal, planos ópticos, rugosímetro y el reglamento comentado de don Pedro Escartín. Ese tío es lo que ahora se llama un «lúxer», es decir, un perdedor nato que se desahoga en los toros. Si ese «lúxer» ve algo que nadie más ha visto, se pone de pie, se gira hacia el palco, pone jeta de estar tragando un puñado de bicarbonato y bate palmas de tango. El domingo se las tocó a los dos mejores novillos de la tarde, ambos, por cierto, en manos del torero de las tres culturas: Ramis Mahamad Hassán Rodríguez, El Califa de Aragua para el mundo, que menudo artículo de fondo tiene ahí Gema Martín Muñoz, musa del arabismo salido de El Fary con «El morito Juan».
Lo que pasa es que los artículos de fondo están hoy copados por el Alzamiento de Pozuelo, donde nadie ha impedido que las «chonis» y los «poqueros», puestos del garrafón de los chinos, jugaran a hacer la revolución que los jefazos del socialismo nacional, todos ya con caras de «lúxer» en las encuestas, exigieron, puñito en alto, en la mascarada de Rodiezmo. «Removamos todas las trabas / que oprimen al proletario». ¿Qué trabas son ésas? Para «chonis» y «poqueros», la policía. Porque Pozuelo no son los pijos. Son, como en toda esta España zarrapastrosa y zapateril, los tontos útiles mandados a hacer de encargo.

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