la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 17 de marzo de 2011

Entusiasmo / Por Fermín González

Toro de "Partido de Resina"
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Entusiasmo
 
"...El toro de cinco y el torero, de veinticinco
Es uno de los tópicos, de los muchos que están acuñados en la fiesta de los toros..."
 
Por Fermín González***
 
Un tópico que a estas alturas del guión, debería ser sustituido, puesto que, son pocos los toros con esa edad que salen por toriles, ahora sobrepasan milagrosamente los cuatro años por tan solo unos días; cuando no, cumplen años el mismo día de su muerte en la plaza. Por lo tanto diremos – el toro de cuatro y, el torero de veinticuatro. La antología tópica de la frase, se justifica por ser, la edad de la madurez de ambos antagonistas.

Se ha dicho; – y no sin fundamento – que, el toreo es un arte de juventud. Lo que no se ha dicho es donde empieza y donde acaba la juventud torera. Y no se ha dicho, porque cada época tiene su edad. Y por encima de cada época y la edad correspondiente están las posibilidades artísticas, técnicas y valerosas de un diestro. -Yo no creo que el torero no tenga edad-. Lo que sucede, es que hay toreros que son “viejos” a los veinte años, y otros en cambio conservan la ilusión y el entusiasmo de juventud a los cuarenta. Y es que la juventud en el toreo no estriba tanto en la edad como en el espíritu. Esa línea de sombra que el torero percibe al rebasar la treintena, está más que en sus pupilas, un poco veladas por el cansancio, y en la línea de su cuerpo que va perdiendo esbeltez, en el abrigo de ese sentimiento de desencanto, en esa consideración espiritual de creer que pertenece a otra generación. El verdadero mal de la “vejez” no es el debilitamiento del cuerpo: es la indiferencia del alma, en la que se agolpan la ilusión, los retos, el gesto, el reconocimiento y el valor. Y contra esa indiferencia, y contra esa tácita renunciación a la lucha, es inútil intentar nada. Cuando el torero ve con indiferencia el traje de luces, se viste con cierto desdén, como si le obligaran a hacerlo, acude a la plaza con penosa resignación, hace el paseo sin ilusión y, a la primera dificultad pierde el animo y se aflige, es un “viejo” aunque este rebosante de envidiable juventud.

Porque el toreo, es la profesión que más se apoya en estas ilusiones y cuando estas faltan no hay nada que hacer - Por eso cuando decimos que, el toreo es un arte de juventud, se quiere dar a entender que es, esa edad adecuada, donde más y mejor se sustentan las ilusiones y las generosidades. – Claro, que también puede ser todo de otra forma y manera, cualquiera sabe....
***Fermín González, comentarista Onda Cero radio Salamanca
 

1 comentario:

  1. Se valora el buen juicio y buena fe de Fermin González,aunque en estos tiempos serían discutibles sus razonamientos, ya que el toreo sería un arte de juventud cuando apretaba el toro y y los toreros tenían que retirarse por por no poder aguantar su empuje, pero hace años que los toros son los que los tienen que aguantar a ellos durante décadas,en algunos casos como el de Curro Romero, Manolo Vázque Antoñete, Paula, bien se demostró. Con las borregas de esta tarde en Valencia la terna puede seguir paseándose por los ruedos hasta la edad de jubilación impuesta por Zapatero.

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