la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 18 de marzo de 2013

NO HAY MOTIVO…/ Por Antolín Castro


Suspiros y vahídos.... (Foto de Rullot-AplausoS)

"...No hay, no habrá, motivo para seguir escribiendo de TOROS si solo hay que escribir de toreros. Dejaremos a esos cronistas que vivan su edulcorada fiesta pero propondremos que lo hagan donde les cuadra: en la prensa del corazón..."

NO HAY MOTIVO…

Antolín Castro
España
La feria de los encastes en Valencia ha servido para mostrar el poco interés que ello ha representado para la afición valenciana. O dicho de otro modo, que eso del toro no es lo que les gusta, demostrando que lo que quieren son toreros con lo que sea, pero que se luzcan, que les den pases, para luego darles las orejas. Nada les interesan las condiciones de los toros -como a aquellos que entre los variados pasteles solo les gustan los bocaditos de nata- solo que los toreros les den muchos pases de muleta.

Fandiño paseó una oreja de mucho mérito, pero no hay motivo...
Foto de Crescencio-AplausoS

No hay motivo para ver toros… que echen solo toreros acompañados por quienes les quieran hacer de toro, para lo que es válido que sean vacunos criados para tal menester. Toreo de salón es lo que se quiere ver (han habido días en los que se ha reunido más gente una mañana cualquiera para ver a una figura torear de salón, que en las corridas de los encastes en Valencia).

No hay motivo para seguir insistiendo en eso del toro y sus distintos encastes que, además, tanto molesta a muchos cronistas y revisteros, al punto de que quieren erradicarlo. No dudan en pedir que las ferias sean más cortas y así evitar -es la justificación- que las plazas luzcan medio vacías. Que sean solo las figuras quienes sostengan este negocio, o como mucho este espectáculo que tanto desean, en perjuicio de la supervivencia de la plenitud de la Fiesta brava.

No hay motivo, dicen, para que tengan que soportar tanta ganadería salvaje y tanto toro que no colabora para que las posturas de los toreros sean las que a ellos les gustan. También gustan a la gente y al resto de los aficionados esas posturas, esa faceta artística de los toreros, pero que éstas lleguen tras el sometimiento del toro y no a través de su impropia colaboración.

No hay motivo para seguir aguantando esa fiesta salvaje que, precisamente, encuentra en el enfrentamiento de un fiero animal sus raíces y grandeza. La modernidad permite sustituirle por sucedáneos criados expresamente para que el enfrentamiento pase a ser una pareja de baile. Será más estético, pero menos auténtico.

Si quitamos las ganaderías que no permiten el toreo moderno, Miura entre ellas, deberemos quitar también de la historia a quienes gallardamente se enfrentaron a ellas, dando la vida incluso como Manolete. Si se aborrecen ciertas ganaderías, se aborrece a quienes a ellas se enfrentaron (Limeño, Ruiz Miguel, Manili…) ¿por no ser toreros, por tontos, por no gustar a la gente, por qué? No se puede chupar y soplar al mismo tiempo.

No hay motivo para tener que seguir dando la oportunidad de torear, y poder verlos, a tantos diestros capaces de sentirse toreros, de asumir el reto de su profesión al desnudo, sin red que les proteja, de ser los verdaderos héroes y toreros. No insistan, dejen que las ferias sean solo con Manzanares, Morantes, Julis, Fandis y Domeces. Eso sí, todos juntitos en los días claves para que se visualice que no quieren intrusos en su ‘fina’ fiesta y sea la única forma de llenar, o casi, las plazas; un logro conseguido a base de todos estos artificios.

No hay, ni habrá, motivo para que en las ferias aparezcan los toreros de la ‘Ñ’, esos que demuestran día a día que esta profesión nació del duro enfrentamiento entre un toro y un hombre y los tres destacados en la feria de los encastes. Fandiño, Castaño y Robleño, quizá los toreros más en forma del escalafón, serán condenados a que no los vea nadie si se sigue al pie de la letra las recomendaciones de quienes solo gustan de la fiesta light y descafeinada.

No hay motivo para que los de la ‘Ñ’, Urdiales y otros como ellos, queden condenados al ostracismo, según pregonan ciertos voceros. Y es así, porque los toros del mono-encaste y los puestos para los pocos carteles a ofrecer en las ferias más cortas exigidas, se los repartirán los diez privilegiados, a quienes llaman figuras.

No hay, no habrá, motivo para seguir escribiendo de TOROS si solo hay que escribir de toreros. Dejaremos a esos cronistas que vivan su edulcorada fiesta pero propondremos que lo hagan donde les cuadra: en la prensa del corazón.
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