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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 24 de agosto de 2013

BILBAO: ECLIPSE DE SOL / Por Domingo Delgado de la Cámara.


Presentación por Javier Aresti, presidente de la Junta Administrativa, de la corrida de Adelaida Rodríguez en presencia de su hijo Fernando García
-Foto de José María Moreno Bermejo-

ECLIPSE DE SOL

Domingo Delgado de la Cámara.

Bilbao, 24 Agosto 2013.-Para esta tarde de sábado, la Junta Administrativa decidió traer una corrida de Adelaida Rodríguez, de encaste Atanasio-Lisardo. Aplaudo la decisión. Es bueno que en la Feria esté representado el mayor número de encastes posibles. Además estamos hartos del mismo sota, caballo y rey de siempre. A la corrida le faltó fuerza. Con algo más de poder, hubiera sido una gran corrida, porque hubo toros con mucha clase y calidad. El segundo, el mas entero, fue muy bueno. También fueron muy toreables tercero y sexto. Lo peor de la tarde, la excesiva duración de la corrida. Pero no hubo más remedio, a los inválidos hay que devolverlos.

Javier Castaño tuvo un primer toro muy parado. Se puso muy encima de él, lo que hizo que el toro se parase todavía más. El cuarto era un torazo alto y muy armado. Fue bravo en el caballo. Acudió tres veces desde largo y recargando. El picador Tito Sandoval se llevó una ovación de gala por dos puyazos en los riñones y uno en el pico de la paletilla. Picó de horror. Hay reacciones del público absolutamente absurdas e incomprensibles. Los de a pie de la cuadrilla de Castaño, estuvieron con la brillantez habitual. Castaño embarcó al toro con suavidad y por afuera para que no se le parase. Pero el toro se hizo daño en una mano y se rajó deprisa. Hoy Castaño ha bailado con la más fea.

El tercero era el típico toro de encaste Atanasio. Abantote y corretón, pero muy noble. Además, tenía un pitón izquierdo bueno. Su problema fundamental era la justeza de fuerzas. David Mora le atacó muy pronto por abajo y acabó con el toro. Mató muy mal, cosa rara en él, porque sin ser un estoqueador depurado, es de los que matan a la primera. Al toro había que llevarle a media altura. No debe ser fácil, teniendo en cuenta que en los últimos cuarenta años sólo ha habido cinco grandes especialistas: El Viti, Dámaso González, Manzanares padre, Espartaco y Enrique Ponce. Debe dar mucho respeto ver como el toro lleva la cara suelta, por eso han dominado tan pocos la media altura. El sexto era un novillete sin trapío, impropio de la plaza de Bilbao. A veces punteaba la muleta por su poca fuerza, pero era noble y embestía con clase por el pitón izquierdo. David Mora se puso muy cerca, fuera de cacho y con la muleta retrasada. Dice Mora que este año le exigen más que antes, y que ya no le aplauden lo que antes le aplaudían. Y es cierto, ya no existe el factor sorpresa y el público va apretando las clavijas. Les ha pasado a todos. Ya con el empaque y la buena voluntad no basta. Ahora hay que cuajar a los toros. Hay que depurarse técnicamente. A este toro, Mora lo toreó bien de capa. También empezó la faena de forma muy torera por ayudados por alto. Un precioso inicio de faena, que lamentablemente, ahora ha caído en desuso.

El segundo fue el gran toro de la corrida. Embestía con una enorme entrega y calidad, sobre todo por el pitón izquierdo. Alberto Aguilar no se enteró de las excelencias del toro en un trasteo rápido y encimista. A un toro así hay que darle distancia y llevarle despacio. Cuando salió el sobrero lidiado en quinto lugar, se hizo la noche. Este toro del Puerto de San Lorenzo era descomunal. 676 kilos. Una enorme fuente de solomillos y chuletones. Cuando pasaba por delante de Alberto Aguilar, no se veía al pequeño torero de Madrid. Era un eclipse de sol. Aguilar era el sol y el toro la luna, ocultándole completamente. Estuvo muy bien con este toro. Un toro noble y bueno pero con el defecto de una fuerza muy justa e intermitente. Mover ese corpachón y embestir humillando es cuasi imposible. Aguilar lo toreó muy despacio y con muy buen gusto. Las series eran cortas, no se podían dar más pases por que el toro no lo aguantaba. Entendió muy bien al toro y lo toreó muy despacio. Se perfiló muy en corto, se fue muy derecho tras el estoque y recetó un gran volapié. Hoy en día, se pinchan muchos toros por tirarse desde lejos. Cuando el matador llega al toro, éste le está esperando ya con la cara por arriba. Hay que matar en corto y tirarse derecho. Y así mató Aguilar a este mastodonte del Puerto de San Lorenzo. Cortó una oreja muy merecida, sin ningún voto discrepante. Nos alegramos de su triunfo. Se lo merece.

"Cigarrero" en los corrales, abrió la corrida

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