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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 29 de octubre de 2013

MATADORES DE TOROS / Por Antolín Castro

Habrá que mantener el título de matador de toros en todo momento y lugar

"...Y no es uno ni dos, ni solo los más encopetados, a esa indignidad aspiran todos con más o menos entusiasmo entre los matadores de toros. En cuanto pueden dan un giro de 180º, se ponen el mundo por montera y les da por querer ser otra vez novilleros..."

MATADORES DE TOROS

Antolín Castro
Así se les llama, así se les considera. Para eso lo decidieron un día y tomaron la alternativa. Un paso importante en su carrera, en su vida, cambiaron el novillo por el toro. Lo decidieron solitos, ningún aficionado les empujó a ello. Desde ese mismo instante, el de la alternativa, pueden lucirlo en sus tarjetas de visita, en los perfiles de las redes sociales, etc. Un título… que les obliga mucho.

Sin embargo, una vez dado el paso, son muchos los que se dedican a ensuciar esa nomenclatura, abusando de su posición en el escalafón, para matar toritos y, en muchos casos, novillos. Si era esa su opción, bien podían haberse quedado siempre en el escalafón inferior.

Si se hace uno cirujano no puede después renegar de entrar en el quirófano y atender solamente las consultas propias del médico de familia. Hacerlo es tanto como renunciar al doctorado adquirido y hacerlo sin anunciar previamente ya no es una renuncia es un atropello a su propia dignidad que, muchas veces, pone por los suelos la citada dignidad y su responsabilidad.

Y no es uno ni dos, ni solo los más encopetados, a esa indignidad aspiran todos con más o menos entusiasmo entre los matadores de toros. En cuanto pueden dan un giro de 180º, se ponen el mundo por montera y les da por querer ser otra vez novilleros. Eso sí, quieren, presumen y hasta exigen, que se les siga llamando matadores de toros. Y eso no puede ser así, no se puede chupar y soplar al mismo tiempo.

La temporada europea camina haciendo equilibrios en eso del toro, el torito y el novillo, pero en cuanto dan el salto al charco y se presentan en América, donde México es el líder, ahí ya no hay ni equilibrios ni nada, allí ponen como toro al novillo directamente. Allí hacen campaña los toreros españoles y no se conoce caso alguno en que se nieguen a matar las birrias de bovinos que les ponen delante, haciendo literalmente pedazos el título de matadores de toros.

Da igual que lleguen las figuras de relumbrón -éstos ya muy acostumbrados a bajar los escalones que hagan falta en su grado de matadores de toros- como si lo hace uno de los más reconocidos toreros en los últimos tiempos. Uno de los considerados, y respetados, toreros de la Ñ, léase Fandiño, se ha precipitado por la ladera y pendiente que lleva a renunciar al título de matador de toros. Las imágenes que nos han llegado no dejan lugar a dudas.

Salió en Pachuca estando anunciados toros y matadores de toros en el cartel 

¿Para cuándo? es la pregunta que se hacen los aficionados. ¿Cuándo llegará el día en que un matador de toros se niegue a matar animalitos impropios de su categoría y de su título de matador de toros? ¿O es que todos, sin excepción, quieren llegar a una posición de privilegio para aprovecharse de esta coyuntura? ¿Pueden llegar a exigir ganaderías, dineros, compañeros y no se atreven a exigirse a sí mismos dignidad? ¿Qué tipo de exigencia es esa?

El caso es que cuanto sucede ahora en América no se puede ocultar y de ese modo se va manchando el historial de cada cual. Muy triste ha resultado este último capítulo de Iván Fandiño, en quien la afición había depositado su fe. Ser matador de toros es un título que obliga a ser fiel al carácter por el que te fue otorgado. Vulnerarlo, burlarlo es posible, lo que no es posible es ocultarlo mirando para otro lado y hacer como que no ha sucedido. El público puede que no tenga memoria, el aficionado sí. Queda dicho.
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Opinión y toros / Fotos: Sainos y Humbert / 

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