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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 17 de octubre de 2013

Y dolor por Zaragoza / Por Ricardo Díaz-Manresa



"...Dolor por Zaragoza, dolor por todo lo que perdimos en 2013, dolor por las barbaridades que soportamos, dolor por la rutina del taurineo, dolor por su ceguera, dolor por su inmovilismo.."

Y dolor por Zaragoza

Ricardo Díaz-Manresa
Se puede añadir a la lista maldita de las ferias o plazas que fueron grandes y que han desaparecido (Barcelona, San Sebastián) o se están quedando en nada (Zaragoza en primer lugar). Del goza en Zaragoza hemos pasado al sufre en Zaragoza o llora por Zaragoza. Aparte de Madrid, tenía tres ferias que eran mis favoritas : Bilbao, Albacete y ésta del Pilar, donde entonces se juntaba la melancolía de lo que acaba, final de temporada, muy buenos carteles, toros con trapío y afición exigente. Y horarios tempraneros para poder ejercer de cronista sin prisas ni agobios. Comodidad, verdad, buen ambiente y una ciudad muy agradable. Después sorprendentemente me encontré con personas muy retorcidas, las menos.

Hace años, no sé si coincidiendo con los Choperitas, que se creyeron que estaban en Madrid y hacían allí un San Isidro de pacotilla, sin interés, sin gancho, sin esperanza, empezó la decadencia, que era mostrada a todos los aficionados a través de la tele. Tendidos casi desiertos, espectáculos soporíferos, carteles mediocres y, en definitiva, el gran aburrimiento …y la preocupación de una feria hecha añicos. Después llegaron empresarios peores, litigios incomprensibles, combinaciones para salir del paso y caída en la ruina.

Nadie entendía nada cuando empezó el bajón y se creía que era una enfermedad pasajera y que la gran feria de octubre volvería por sus fueros sobre todo en el gran Día del Pilar, siempre entonces con cartelazo y ambientazo inigualables.

Es verdad que en años como este último respondió el público en cuanto le ofrecieron algo que llevarse a la boca, pero da la impresión que la Feria del Pilar se va a pique si no hay rectificación en toda regla.

Ahora lo tienen todo : mucho mejor tiempo que entonces, la cubierta que vino y que animaba a ir a los toros, mayor población etc. Me acuerdo de los fríos que pasábamos cuando las temperaturas eran muchos más bajas y el cierzo –infernal- nos hacía pasar tardes casi heladas. Entre el viento, inmisericorde, y la edad de los toros, meses más viejos lógicamente que en el resto de las grandes ferias de España, venían las cornadas y siempre caían varios toreros. Y las figuras empezaron a pensárselo. Pero la cubierta, la primera, la avanzadilla, acabó teóricamente con el problema.

La feria de Zaragoza tenía y tiene un hándicap, las fechas, en las que los toreros llegaban atorados y tenían buena excusa para no ir. Bueno, entonces, porque este año los actuantes disfrutaron de menos contratos a lo largo de la temporada y les quedaba hambre de toro, que completarán con Hispanoamérica para poder llegar a las 80 tardes que las figuras protagonizaban en España.

Pues bien, con todos los inconvenientes, Zaragoza era de las ferias y plazas grandes con Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona y Bilbao. Y decir Zaragoza era mencionar a una feria con respeto y admiración. Por el contrario, este año ni se sabía si iba a haber feria, con los enfrentamientos de la propiedad con los arrendatarios, liados en problemas mil. Es otro de los errores de elegir mal otorgando el piso a quien no se debe.

También disminuyó el interés de muchas empresas al ver los resultados de temporadas anteriores, con la plaza de la Misericordia cayendo en picado. Lo de que llegue una corrida pocas horas antes de lidiarla es de aurora boreal. Y eso ocurrió. Quien te ha visto y quien te ve, Zaragoza.

Nos han dado en este 2013, y lo que te rondaré morena, bien en la cresta con una tauromaquia que va para abajo, con plazas cerradas, ferias desaparecidas, reducción de muchas corridas en otras ferias, poco público en tantas otras y por eso lanzo un grito para no perder Zaragoza.

Y el día que fue la gente en este 2013 llega el apellido Domecq, como tantas veces, y destroza la ilusión, como en Sevilla en la última de San Miguel. Lleno ese día y no lleno en el festival del 12 con un público escaldado pese al extraordinario cartel. Y es que los van echando.

Dolor por Zaragoza, dolor por todo lo que perdimos en 2013, dolor por las barbaridades que soportamos, dolor por la rutina del taurineo, dolor por su ceguera, dolor por su inmovilismo.

La crisis, sí, pero la crisis de falta de afición, de ideas, de entusiasmo, de renovación, de amor al espectáculo, de honradez, de alegría, de esperanza, de aceptar la realidad e intentar cambiarla para bien.

Así estaría de más el ¡ay por Zaragoza!.

¿No se han enterado de los llenos de Albacete? ¿Tampoco el llenazo de la última de Otoño, cuajada Las Ventas, con la afluencia más sorprendente, inesperada y extraña en mucho tiempo? ¿No vieron en el coso de la avenida de Pignatelli el entradón con Morante y El Juli? ¿No les llegaron tantas cosas buenas que, a pesar de todo, disfrutamos desde marzo en los ruedos de España?
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Avance taurino

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