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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 28 de noviembre de 2014

¡Qué Ambiente el del sábado! / Por: Manolo Espinosa “El Ciclón”

Se guardó un minuto de silencio por José María Manzanares


"...Se apreciaba la ansiedad, la avidez por ver toros y eso se dibujaba claramente en los rostros llenos de alegría que expresaban los aficionados; algo irrefrenable y muy difícil de esconder, pero allí estaba, como un muestra de lo que hace la fiesta brava en el corazón de los taurófilos; lo natural que brota del alma..."

¡Qué Ambiente el del sábado!
  • "...la afición no olvidó la muerte del maestro José María Manzanares Dolls y se hizo un minuto de silencio en su honor que se lo guardó con profundo respeto..."

Manolo Espinosa “El Ciclón”
Que fascinante el inicio de una feria y que emocionante la presencia de un público, que se arremolinaba por ingresar a la plaza de toros San Isidro Labrador de la ciudad de Latacunga para disfrutar de la primera corrida con el Fandi y el rejoneador Diego Ventura. Atrajo mucho público de todos los estratos, que mientras ingresaba, crecía el rumor de una fuerte ola al estrellarse en los riscos produciendo bramidos. Era la ilusión de los aficionados que acudían al llamado de la fiesta en este 28 de noviembre, lo que nos indujo a decir ….¡QUE AMBIENTE!

Se apreciaba la ansiedad, la avidez por ver toros y eso se dibujaba claramente en los rostros llenos de alegría que expresaban los aficionados; algo irrefrenable y muy difícil de esconder, pero allí estaba, como un muestra de lo que hace la fiesta brava en el corazón de los taurófilos; lo natural que brota del alma. Fue algo maravilloso como para pintar un cuadro o crear una poesía, ver un escenario cuajado como un jardín de flores en primavera, sobre todo por las mujeres guapas que siempre acompañan a la fiesta.

Quizás no fue una tarde redonda como todos lo esperaban, apenas se cortaron dos orejas: en algunos casos los toros no colaboraron lo suficiente, en otros, la pesadez con el acero; que un buen toro se malogró y que los toreros terminaron frustrados, se pudo ver en sus gestos, pero el saldo es el que hay que tomarlo muy en cuenta, que el público terminó con más ilusión que antes. Y algo que resaltamos: la afición no olvidó la muerte del maestro José María Manzanares Dolls y se hizo un minuto de silencio en su honor que se lo guardó con profundo respeto.

Diego Ventura

En su primero un “señor toro con barba y bigote”, soso y algo pesado que no contribuyó totalmente a los anhelos del joven centauro. Hizo todos los esfuerzos, le echo gran voluntad. Bien con los hierros exigiendo al toro y toreándolo en todos los terrenos con mucho temple y en todas las suertes, destacó sus innovaciones, técnica y dominio sobre sus jacas que fueron espectaculares todas ellas, que causaron emoción en los tendidos. Falló con el rejón de muerte y recibió aplausos.

En el segundo toro poderoso, su actuación fue superior, con dos rejones de castigo, pasó a adornarse con farpas, banderillas cortas y una gran exhibición de arte ecuestre con sus caballos que hacen de todo: en el saludo, los cites, quiebros y tan bien amaestrados que uno de ellos trata de quitar con sus dientes las banderillas del morrillo. Puso las rosas de adorno y un solo rejón de muerte, pero el astado demoró en caer y solo recibió una oreja entre la alegría del respetable.

David Fandila “El Fandi”

Al primero de su lote lo saludó con buenas verónicas, rematando con una media muy lenta y soltando la punta de su capote. Se adorno por tafalleras, rematando soltando la punta de su capote. Fue por las banderillas, conmocionado al público en los tres pares bien colocados. Con la muleta empezó doblándose por bajo para pasar al torero fundamental con derechazos y naturales de gran ejecución. Molinetes de rodillas y recortes; entró a matar dejando una estocada algo defectuosa, demorando en caer el toro y recibiendo un aviso. Aplausos al torero.

El segundo que le cupo en suerte, vimos un toro con calidad y muy codicioso, que lamentablemente acusó una sería molestia en su pata derecha, afectando posteriormente sus cuartos e imposibilitando su embestida por lo que autoridad ordenó el cambio. Salió otro al que lo recibió con una larga cambiada que caló en la concurrencia. Siguió con verónicas lentas y chicuelinas, rematando con una serpentina. Hizo un quite por “Lopezinas”, caldeando los tendidos. Con la muleta se empleó a fondo, trasteando por bajo y ejecutando tandas de derechazos de calidad; ensayó naturales, varios adornos, culminando la faena con un estoconazo algo trasero pero de efecto que la valió para recibir una oreja. El público al final como lo hemos dicho al inicio, que el público terminó más ilusionado que antes.


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