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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 23 de febrero de 2015

FANDIÑO Y SEVILLA / por Antolín Castro


Todo un cartel de TOROS... y de un TORERO


"...La apuesta realizada por el diestro de Orduña es cuando menos sorprendente en el mundo de las ‘encerronas’ que protagonizan los distintos diestros, -mas todavía las de las figuras- en donde el producto Domecq predomina. Son apuestas que se hacen para mayor gloria del torero que la realiza, no a mayor gloria de la tauromaquia que, a la postre, ese debería ser el objetivo principal..."

FANDIÑO Y SEVILLA


Protagonizan, ese torero y esa ciudad, la información taurina de los últimos días, si bien por muy distintos motivos.

En el caso del primero, Iván Fandiño, porque su apuesta por el Domingo de Ramos, inauguración de la temporada en Las Ventas, es de las de verdad… sin trampa ni cartón. En el segundo caso, el de La Maestranza sevillana, porque ese si está lleno de trampas y de cartones… incluso tan simples como los del bingo. 

La apuesta realizada por el diestro de Orduña es cuando menos sorprendente en el mundo de las ‘encerronas’ que protagonizan los distintos diestros, -mas todavía las de las figuras- en donde el producto Domecq predomina. Son apuestas que se hacen para mayor gloria del torero que la realiza, no a mayor gloria de la tauromaquia que, a la postre, ese debería ser el objetivo principal.

De ahí que la gesta, en este caso de las de verdad, tenga el cariz que ha tomado. Por primera vez, en su presentación, gozan de presencia los ganaderos, Palha, Partido de Resina, Victorino Martín, Cebada Gago, José Escolar y Adolfo Martín, quienes también adquieren el protagonismo y el compromiso de presentarse en Madrid ante un torero valiente y capaz.

El Domingo de Ramos, de este modo, adquiere relevancia especial para inaugurar la temporada en Madrid. Un plato fuerte de verdad, sin necesidad de que aparezcan en escena las consabidas, y sobadas, figuras ni los toros que les crían para su toreo estético o simplón, según se mire. Aquí todo adquiere épica desde el mismo anuncio del festejo. Ese es el camino y el ejemplo a seguir.

Sevilla, por el contrario, navega en la dirección contraria. Es decir la de escurrir el bulto, cuanto más mejor, de todos los que tienen que decir algo en ella. 

No nos ponemos de parte de nadie como tampoco censuramos la postura de cada cual. Entre otras cosas porque los secretismos del mundo del toro son tan grandes, que es muy difícil conocer la verdad. Allá ellos.

Pero lo cierto es que desde fuera hay cierto tufillo con lo de Sevilla. La mayoría de sus protagonistas dicen aquello de ‘yo no he sido’, pero alguien debe ser el liante o los liantes del embrollo de nunca acabar.

Los dineros, los celos, las exigencias, los compañeros, los maestrantes, la empresa… la categoría de la plaza. Con todos los respetos creemos que falta transparencia por encima de todo, aunque falta también el compromiso que se nota en la apuesta de Iván Fandiño. 

Es tan cerrado el mundo del toro que si no aparecen la media docena de las llamadas figuras lo tildan de falta de categoría, pero en Madrid no está ninguno el Domingo de Ramos y haber quién dice que no tiene categoría el cartel.

Uno es el camino acertado y el otro camino lleva hacia el despeñadero. Fandiño y Sevilla dos casos distintos y, sobre todo, muy distantes. En uno existe com-promiso y en el otro solo tratan de lacom-odidad. No busquen más lejos, esas son las claves de una cosa y otra.

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