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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 29 de marzo de 2015

De Pascua a Ramos / por Pedro Javier Cáceres



"...Felicitación, por tanto, a Taurodelta que en un mundo tan encorsetado (lo llaman tradición) como el de los toros haya ido –desde hace un par de años- al paso de las tendencias sociales para una mayor optimización de las fechas a programar..."


De Pascua a Ramos

Pedro Javier Cáceres
Las Ventas ha cambiado su tendencia: hasta hace poco, independientemente de la fecha de inauguración de temporada el Domingo de Resurrección era el día señero antes de San isidro. No tanto como Sevilla pero sí se intentaba confeccionar un cartel atractivo para la ocasión.

Los cambios de hábito en la sociedad han propiciado que un Domingo de Resurrección en Madrid a las 6 de la tarde, sea más o menos como uno de agosto (el personal apurando sus cortas vacaciones, incluso, muchos, aprovechando la pseudo festividad del lunes –otro modismo en muchos sitios-) mientras el Domingo de Ramos no deja de ser, para gran mayoría sin suerte de ociar desde el Viernes de Dolores, un domingo más, con sus pros y contras, víspera de un lunes, cualquiera, laborable.

Felicitación, por tanto, a Taurodelta que en un mundo tan encorsetado (lo llaman tradición) como el de los toros haya ido –desde hace un par de años- al paso de las tendencias sociales para una mayor optimización de las fechas a programar. Ahora a ver quién le pone el cascabel al gato al asunto “agosto” donde en Madrid, sobre todo los domingos, “no puedes ni morirte” por falta de personal, el mortuorio y anexos también.

A la hora del sorteo, hoy, cuando escribo esta colaboración, me indican que faltan unas 700 entradas para colgar el cartel soñado de “no hay billetes”, lo cual no solo es una inmejorable noticia sino el señuelo en que no ir con el paso cambiado respecto de los ciudadanos es lo aconsejable por mucha tradición que se transgreda.

Pero no solo la estrategia empresarial ha acertado con el cambio avalado por la previsión citada, es -que como todo en la vida- tiene que tener coyuntura favorable: domingo sin futbol, pronóstico meteorológico óptimo, hacer coincidir el evento con el comienzo de la temporada…y programar con el máximo aliciente teniendo en cuenta la idiosincrasia de esta plaza, su afición y su público. Iván Fandiño por trayectoria, currículo y éxito lo es. Y si lo hace en solitario (en prueba harto arriesgada, donde, a priori lo que tiene que ganar es menor, por estar acreditado su aureola de “torero de Madrid”, que lo que tiene que perder –cuestionar ese crédito-) también. Más si “la gesta” es tal, más que “gesto” –o incluso “mueca”- al uso. Y un “plus” de morbo por aquello de haber elegido una serie de ganaderías, de las llamadas duras por no decir, algunas de ellas, descatalogadas de los grandes circuitos y por supuesto fuera del listado de las figuras salvo excepciones puntuales.

Ahora solo falta que el par de toros que tienen que embestir acierten, y que el resto se equivoque. Lo demás correrá por cuenta del torero cuyo primer triunfo habrá sido anunciarse así, atraer gente y consumar el hecho.

Si bien, lamentablemente y como decía Luis Aragonés, los triunfos clasificatorios no sirven de mucho si al remate no se ha ganado la final (…”y ganar, ganar, y ganar. Y volver a ganar. Del segundo no se acuerda nadie”. Y en el toro, además, si se acuerdan es para mal)

¡Suerte torero, que la tuya puede ser la de muchos de nosotros!

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