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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 25 de abril de 2018

Bayern 1-2 Real : El pasado no existe / Por Ramón Álvarez de Mon


Marco Asensio celebra el segundo gol del Real Madrid frente al Bayern ALEXANDER HASSENSTEIN BONGARTS/GETTY IMAGES

Todo cambió en la noche de Ramos. Aquel Madrid que se dirigía al matadero, al incendio de Múnich, logró, en una sola noche, la clasificación a la final y quitarse muchos fantasmas del pasado. Desde entonces han llegado dos victorias en otros tantos partidos y lo cierto es que el Madrid lo ha conseguido con una suficiencia y normalidad que no hace honor a las batallas del pasado. Resulta difícil de creer, pero el Madrid no ha precisado de un gran partido para poner un primer pie en la final de Kiev.

1-2: El pasado no existe

Ramón Álvarez de Mon - 25 abril, 20183
Hace no demasiados años, visitar el estadio del Bayern era sinónimo de visitar a la muerte. Todavía se recuerda el gol de Makaay a los once segundos o las batallas de los años 70 y 80. El madridismo celebró con júbilo aquel gol de Anelka que le dio una clasificación pese a la derrota. Había miedo ante el Bayern.

Todo cambió en la noche de Ramos. Aquel Madrid que se dirigía al matadero, al incendio de Múnich, logró, en una sola noche, la clasificación a la final y quitarse muchos fantasmas del pasado. Desde entonces han llegado dos victorias en otros tantos partidos y lo cierto es que el Madrid lo ha conseguido con una suficiencia y normalidad que no hace honor a las batallas del pasado. Resulta difícil de creer, pero el Madrid no ha precisado de un gran partido para poner un primer pie en la final de Kiev.

El comienzo del partido descubrió las intenciones del Bayern: presión avanzada y juego directo. Los alemanes querían que el partido se jugase en campo blanco, su alineación parecía preparada para ello. La lesión de Robben no alteró el plan, pero le concedió menos opciones al perder a un jugador con dinamita arriba. No obstante, la entrada de Thiago igualó una lucha en el centro del campo que parecía muy decantada para los madridistas. El Madrid tardó veinte minutos en ver el balón, pero cuando lo agarró dejó los mejores diez minutos de la primera parte. Pero justo en esos momentos es cuando más te castiga la Copa de Europa. La contra del Bayern dejó en mal lugar a Marcelo y a Keylor, que protagonizó una cantada algo grosera al descuidar su palo.

El partido entró en una fase en la que el 2-0 se divisaba más que el empate, pero esta competición no perdona el menor descuido y Marcelo aprovechó un balón suelto en la frontal para colocar el 1-1 con un empalme impropio de un lateral. Marcelo tiene estas cosas tan indescifrables.

La segunda parte dejó una fase esperanzadora del Madrid. Para entonces había salido Asensio por un Isco desaparecido, inédito. El Bayern llegaba con el juego directo, pero el Madrid mandaba. En una contra, Asensio vio a Lucas y este a Asensio. La definición fue de jugador grande, de jugador muy grande. Siempre puntual, Marco.

El Madrid tenía el botín y ya no lo quería soltar. Cedió campo y buscó protegerse. No es el escenario que más favorece a un equipo al que no es difícil verle sufrir con cada centro a su área. El Madrid sufrió y no amenazó tanto como el plan demanda más allá de un gol, creo, bien anulado a Cristiano.

El final dejó la imagen de un equipo grande ansiando con desesperación un gol que nunca llegó, en parte por un gran Keylor que supo reponerse de su error. Escucharán estos días que el Bayern es un equipo mayor. Vuelvan a ver el emotivo partido de Ribery.

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